Mar del Plata es la principal productora en el país y aporta los dos tercios del total de la producción nacional. Hay más de 680 hectáreas y aseguran que el potencial que tiene el sector es "enorme".
Por Natalia Prieto
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Buenas tierras, óptima calidad del agua y de las condiciones climáticas, logística y excelente mano de obra son algunas de las condiciones que hicieron de Mar del Plata “la reina de kiwi” en el país. Y una de las potencias a nivel internacional. Así, en la zona comprendida entre los partidos de General Pueyrredon, General Alvarado y Balcarce se producen “dos tercios” del total de la producción nacional.
A principios de mes comenzó la cosecha, que se extenderá hasta los primeros días de junio, y de acuerdo con las proyecciones de los productores, “viene muy bien”.
Los datos fueron confirmados desde la Secretaría de Producción de la Municipalidad local: “La cosecha de kiwi es mejor que la del año pasado porque fue menos afectada por las heladas”, explicaron y anunciaron que en unas semanas brindarán los números oficiales.
A 15 kilómetros de la ciudad, por la ruta 88, una veintena de hombres y mujeres ya trabajan desde hace días en la cosecha del kiwi en “La Pilar”, sede de “Proyecto Agrario” que se dedica a la “producción, empaque, comercialización y exportación” de kiwi bajo la coordinación del ingeniero agrónomo Alejandro Reid, y la farmacéutica y bioquímica Viviana D’Alessandro.
En plena cosecha, que se extenderá “hasta principios de junio”, explicaron el proceso que desarrollan desde hace casi tres décadas para “aportar a los clientes fruta de calidad durante todos estos meses”.
“Es muy importante la continuidad -destacó Reid- porque se conoce el fruto, es de buena calidad y entonces vuelven a repetir”.
Calidad es un concepto que ambos reiteran, ya que “si uno come kiwi y no está bueno, como no sabe de dónde proviene, entonces no compra más”, explicó el ingeniero. Para evitar esos contratiempos, a lo largo de los últimos 30 años, focalizaron en el tema y hoy están fiscalizados por el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Para tal fin, existe un laboratorio específico que se encarga del control de calidad que, junto con el departamento Pos Cosecha de Frutas del INTA, crearon un protocolo que impone “valores altos de grados de madurez requeridos para aprobar la cosecha”, detalló D’Alessandro.
Esos parámetros aseguran que el productor miembro de la cámara cumple con los estándares y enviará al mercado una fruta sabrosa y en su punto adecuado.
Ese trabajo rindió sus frutos, ya que hoy Mar del Plata está considerada la segunda en importancia a nivel mundial en cuanto a la producción de esa fruta después de Nueva Zelanda.
Oportunidad
Entre Mar del Plata, Balcarce y Miramar, existen más de 600 hectáreas con plantaciones de kiwi, que significan “dos tercios de la totalidad de lo producido en el país”, especificó Reid.
En “La Pilar”, este año la cosecha se realizó sobre “32 hectáreas y por hectárea el rinde alcanzó los 30 mil kilos. Es bueno”, calificó el especialista con tres décadas de experiencia en la materia.
“En el partido de General Pueyrredon existen entre 600 y 680 hectáreas que producen kiwi, pero en el último año y medio se plantaron 180 hectáreas más”, explicó el director general de Asuntos Agropecuarios dependiente de la secretaria de Desarrollo Local, Inversiones e Integración Público-Privado, Pablo Nogues.
Esa nueva tierra trabajada, dentro de unos años, implicará “el crecimiento de la producción de un fruta de calidad”, añadió.
“Muchos productores son exportadores consolidados -aseveró el funcionario- y el potencial que tiene el sector es enorme. Mar del Plata es la mayor productora de kiwi del país”.
Además, el futuro es prometedor. “Esta cosecha viene mejor que la del año pasado porque no la afectaron tanto las heladas”, adelantó sin precisar número. La de 2023 alcanzó las 7 mil toneladas.
Reid, que es un pionero al empezar a plantar kiwi en la zona hace 30 años en Maceo (General Madariaga), reseñó que “el kiwi partió de la nada en Mar del Plata y se hizo un movimiento, una industria importante y estratégica”.
Mercado interno y exportación
Las plantas no superan los dos metros de altura y están repletas de hojas verdes, mientras que la fruta aparece en racimos de cuatro o cinco unidades y es recogida por diversas manos que las tratan cuidadosamente.
El proceso de mantenimiento y cosecha se realiza de manera artesanal, integrando tareas de poda, polinización, cosecha y almacenamiento, que en “La Pilar” llevan adelante unas 20 personas.
“Es una actividad integrada porque pueden hacerla de los 18 a los 50 años. A la gente le gusta y es muy cuidadosa. Si la fruta cae al piso no se levanta, porque puede estar golpeada y, en general, sale de mala calidad o puede llegar a jorobarte a las demás unidades. Es una piel muy delicada”, explicó detalladamente la farmacéutica y bioquímica Viviana D´Alessandro.
La extracción de la fruta se realiza “diariamente, durante 8 horas, con luz solar” y las plantas se protegen contra las inclemencias climáticas como “el viento, la lluvia, la piedra o las heladas con distintas estructuras”, especificó la bioquímica y farmacéutica.
Una vez concluída la cosecha, “se guarda en frio y se vende de mayo a diciembre”. “Nuestra gente trabaja acá todo el año”, explicó el ingeniero agrónomo Alejandro Reid. La mecanización llega recién al final del proceso, en el último paso después de la cámara: “Allí se separa cada unidad por peso, en una máquina, y se empaqueta”, detalló.
“A medida que procesamos -continuó- vamos vendiendo, hasta diciembre. Se exporta, primero a Europa durante mayo, junio, julio y agosto, después a Brasil y Uruguay de agosto a noviembre”.
Asimismo, “desde mayo a diciembre abastecemos al mercado interno” aunque “las proporciones van variando según los años”. “Los anteriores, como tuvimos menos producción, casi todo se destino al mercado interno. Éste creo que será mitad y mitad”, indicó.
Como de diciembre a marzo “no hay producción nacional”, es habitual en las verdulerÍas encontrar “kiwis importados, especialmente chilenos”.
La meca mundial del kiwi es Nueva Zelanda, seguida por Mar del Plata que ostenta un producto “de muy buena calidad, porque está a la misma latitud que Nueva ZelaNda, tiene climas parecidos, buenos suelos, buena agua y gente que trabaja un pRoducto de calidad”, detalló Reis.
Como pionero productor de kiwi se mudó desde Macedo a la ciudad debido a que “es la mejor zona productiva. Mar del Plata se convirtió en una especie de nodo: necesitas un repuesto, lo tenés; necesitas un tractor, lo tenés; además de logística y gente especializada en el trabajo. Tenes todo”.
Expansión
Después de un comienzo un tanto incierto, en los primeros años de este siglo la producción del cultivo empezó a expandirse en la zona y se creó la Cámara de Productores de Kiwi de Mar del Plata, abarcando a los partidos de General Pueyrredon, Alvarado, La Costa y Balcarce.
El objetivo de la entidad es desarrollar el cultivo en la zona, controlando los parámetros de calidad en la producción. Y, con ese fin, diseñó junto con el departamento Pos Cosecha de Frutas del INTA de Balcarce un protocolo que impone valores altos de grados de madurez requeridos para aprobar la cosecha. Esos parámetros aseguran que el productor miembro de la cámara que cumple con los estándares enviará al mercado una fruta sabrosa y en su punto adecuado.
Hoy Mar del Plata está posicionada como el principal nodo de producción de kiwi a nivel país, aportando los dos tercios del total de la producción nacional.